viernes, 17 de agosto de 2018
Corazones en deuda
Aquel seductor le había puesto precio… El millonario César Montárez deseó a Rosalind nada más verla; aquella atracción no se parecía a nada que hubiera sentido jamás. Pero César no respetaba demasiado a las mujeres sedientas de dinero como ella, como mucho podría convertirla en su amante. Eso era algo que Rosalind jamás aceptaría. Entonces, César descubrió que ella tenía ciertas deudas y pensó que ahora podría comprarla. Rosalind no podía hacer otra cosa que aceptar el precio.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario