martes, 24 de julio de 2018

Seducción implacable




Jade sabía que Constantine era un hombre de pasiones primitivas... Aun así, apenas podía creérselo cuando, después de un noviazgo brevísimo, le propuso que se casara con él. A las chicas como ella, sencillamente, no les ocurrían ese tipo de cosas.

Y Constantine enseguida le demostró que, lejos de amarla, en el fondo la despreciaba. Pero, atada por los lazos de un matrimonio de conveniencia, Jade estaba decidida a disfrutar de esa forma especial de amar de su marido... ¡de su salvaje seducción!


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