Harrison Nash estaba convencido de que sólo necesitaba hacer el amor con Kimberley una vez para quitársela de la cabeza definitivamente.
Kimberley Ryan sabía que Harrison eludía cualquier tipo de compromiso... pero estaba locamente enamorada de él.
Entonces, el destino echó una mano... y el resultado fue Georgia, un bebé adorable. Kimberley se sintió extasiada de felicidad siendo la madre de su hija. ¡Pero Harrison no se conformó con ser simplemente un padre a media jornada! Lo quería todo: a Kimberley, a Georgia... y la felicidad para siempre.
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