sábado, 31 de marzo de 2018

Secuestrando a Ana



Yo nunca quise que Alek se obsesionase conmigo.
Tatuado, peligroso, líder de la mafia rusa… y dispuesto a tomarme cueste lo que cueste.
Quiere llevarse mi inocencia, mi virginidad y convertirme en su reina.

Y por ello estoy donde estoy. Secuestrada por sus enemigos. Convertida en una moneda de cambio. Hasta que apareció él para “liberarme”. Seguía cautiva, pero a sus manos y… a salvo. Hasta cierto punto.

Alek nunca me haría daño, pero por otro lado, Alek haría daño a cualquiera que osase acercarse a mí. A cualquiera. Mis guardaespaldas ni siquiera tienen permitido mirarme. En el fondo, no deja de ser un asesino tatuado de dos metros con brazos neumáticos, pero por fuera puede comportarse como todo un caballero.

O eso pensaba, hasta que me agarró del pelo y me dijo que me portase bien… salvo que quisiera ser castigada.


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